Trompitas pintadas

El mundo del colectivo tiene facetas interesantes y poco exploradas, como lo es el tema de la ornamentación de los vehículos a través del tiempo.

Este asunto tiene múltiples aristas. Son tantas que ameritan varias notas y no una sola, porque de intentar hacerlo en solo una entrega el trabajo sería interminable de hacer y tedioso de leer.

Lo primero que hay que preguntarse es el porqué de este fenómeno tan local, que hizo que a través del tiempo las presentaciones de las unidades en servicio fuera tan dispares y, en ocasiones, únicas.

Creemos que el motivo principal es uno solo: tanto los dueños como los trabajadores de las unidades a veces pasaban más horas despiertos al volante de su unidad que en su propia casa. Y es lógico suponer que, por estar tanto tiempo dentro del vehículo, quisieran acomodarlo a su gusto y convertirlo en un lugar en donde el hecho de trabajar sea más grato.

No es lo mismo desarrollar sus actividades en un espacio limpio, cómodo y gratificante que en otro sucio y descuidado. Esto vale tanto para un colectivero rodeado de espejos, luces y adornos que para un oficinista que mantiene su escritorio limpio, acomodado y con algún cuadrito con la foto de su familia. Cambia el rubro, pero el objetivo es el mismo.

Es obvio que en un escritorio no se colocará un muñequito de un perrito o gatito de esos que movían la cabeza en el empedrado o la cabeza de un payaso que se encendía al apretar el freno y que, a la inversa, en un colectivo no se colocará un tarjetero con motivos de tenis o golf o un pisapapeles con alguna forma agradable.

Para tener una visión más completa de este asunto, es bueno tener un testimonio desde adentro, brindado por alguien que haya vivido la historia en primera persona.

Por eso recurrimos al Señor Oscar Díaz, cuya familia es accionista desde hace mucho tiempo en Micro Omnibus Quilmes. El mismo es socio, fue conductor y nos dio su opinión que es más que válida: La ornamentación interior está relacionada con el bulín, porque el chofer estaba muchas horas ahí adentro y más en los viejos tiempos en donde no existían las siete horas y cuarenta minutos, que es algo que vino mucho después.

En lo personal, por nunca haber estado sindicalizado, trabajar doce o catorce horas era normal. Por eso, uno tomaba a su bondi como el cotorro, adornado de la mejor manera que hacía ver al lugar mucho más confortable, más de bohemia.

En lo que refiere al exterior, estaban los que querían salir de la media y que se supiera que “su” coche venía, varias cuadras antes. Que sea distinguible, algo que se lograba mediante los adornos. Por otro lado, muchos en sus comienzos fueron inmigrantes. Y muchos querían demostrar la gratitud con los filetes, entrelazando la bandera argentina con su país de origen.

Otro tema es que a veces, cuando algún socio compraba un cero kilómetro y terminaba de pagar las cuotas, acostumbraba engalanarlo para mostrarle a la sociedad lo que había logrado con mucho esfuerzo. Era una cuestión de orgullo.

También había competencia. Un chofer o componente veía al coche de fulanito bien pintón y adornado y pensaba: si él lo hace yo también puedo. Y mejor. También estaban un grupo que podemos llamar los exagerados, que llenaban los coches de adornos, algo parecido a los famosos de tiempos recientes.

Es por eso que el mundo de los vehículos ornamentados (no especificamos ómnibus o colectivos porque esta costumbre se repite en camiones, camionetas y hasta en los taxis) es tan interesante y variado.

Cada lugar del coche, tanto interna como externamente, tenía y aún tiene sus adornos distintivos. La variedad es tan enorme que será conveniente detenerse en cada uno de ellos para analizarlos detalladamente y poder mostrar imágenes en cantidad. Y es mejor comenzar por adelante, con los frentes. Y ser más específico aún y dedicarse a las parrillas de ciertos chasis.

Decimos ciertos y no todos, porque los diseños de varios modelos no permitían desarrollar la parte artística de componentes y conductores, por no brindar un espacio para ello. Las parrillas más propicias fueron la de los Mercedes Benz del tipo “convencional” sin importar su modelo. Pueden ser O-3500, L-311 o 312, LO-911 o los escasos LO-1112 y 1114 que salieron con ese tipo de trompa.

En menor medida lo permitían los diseños semifrontales, sea cual fuese la nomenclatura del chasis, y los Ford no frontalizados.

La imaginación al poder

Esas parrillas dieron lugar a las manifestaciones más dispares del gusto de las personas que tenían a cargo los vehículos. Por eso, los trabajos de pintura que se desarrollaron en las parrillas tienen múltiples temas. Son tantos que sería imposible reseñarlos y mostrarlos a todos. Por eso haremos una división temática principal y al final las curiosidades de rigor, que siempre las hay.

Cada persona podía tener un gusto distinto o un tema preponderante en sus intereses personales, por eso abundaron los trabajos referentes al fútbol, una de las aficiones más masivas. Pero tampoco faltaron cantantes, personajes caricaturescos o figuras más ornamentales que temáticas.

Pero vayamos por partes y dividamos los motivos.

Líneas y figuras geométricas

Son los motivos más recurrentes, tal vez porque para pintarlos no había necesidad de recurrir a fileteadores o artistas para realizar dibujos complejos.

Los hubo de todo tipo y formas. En este caso creemos que lo mejor para graficarlos es verlos en fotografías.

Líneas: se disponían de todas las formas imaginables.

En este caso tenemos una franja en V combinada con filetes en la máscara de la trompa, dispuesta en un Mercedes Benz O-3500 “Curvo” carrozado por Antártida Argentina del Expreso Quilmes. (Foto: autor desconocido. Colección Sergio Paratore).

El diseño en V se repite en este Mercedes Benz L-312 carrozado por La Estrella de la línea 230 La Primera de Munro, pero en este caso como prolongación de la franja. En la parrilla se agregan más, tal vez graficando una bandera. De ser así, por ser la imagen blanco y negro no nos permite ver los colores. (Foto: Archivo Carrocerías La Estrella. Gentileza Lino Zaia. Gestión Christian Da Costa Lopes, Fernando Carnevale y Pedro C. Teisa).

El pintado de la parrilla en pequeños rectángulos multicolores fue una costumbre bastante extendida. Este Mercedes Benz L-312 carrozado por El Indio muestra uno de los diseños más repetidos de todos los que se conocen. (Foto: Jorge Federico Bianchi).

Las franjas oblicuas también fueron muy vistas. Muchas veces representaban banderas, como en esta unidad de La Independencia que luce la argentina, resaltada por ser su fondo color rojo. La unidad también es rara, Mercedes Benz L-312 carrozada por Morón. (Foto: “Toto” Camaño. Gestión Carlos Sueiro).

La figura en V no siempre se pintaba con el mismo ancho en toda su extensión. A veces se la estilizaba y afinaba en su parte inferior, como en este Mercedes Benz L-312 con carrocería La Estrella de la línea 29. (Foto: Archivo Alberto Aquilino López. Gentileza Subsecretaría de Planeamiento y Espacio Lezama. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).

También se disponían de a dos, estilizadas. En este caso, sus formas remiten a la de la V del “V 8 de Ford. La diferencia en su tonalidad nos hace inferir que estaban pintadas en negro y rojo, dos de los colores de la línea 117 nacional, propietaria de este Mercedes Benz LO-911 carrozado por La Favorita en 1972. (Foto: Miguel Grosso. Gentileza Héctor Joaquín. Gestión Carlos “Truku” Prieto).

Esas mismas V podían colocarse invertidas una con otra y formaban figuras romboidales y triangulares, tal como nos lo muestra este Mercedes Benz L-312 carrozado por El Detalle de la línea 324 de Micro Omnibus Primera Junta. (Foto: publicada en www.fotolog.com por seudónimo “Willy Zamfiropol”).

Las líneas entrelazadas también fueron muy vistas. Formaban diseños elegantes y sobrios que a veces se combinaban con otros elementos, como en este caso con la estrella de Mercedes Benz y cintas colgadas desde la insignia que remataba la máscara. (Foto: Archivo Transportes Colectivos La Cabaña S.A. · Gentileza Daniel Orciani).

Las figuras geométricas propiamente dichas también tuvieron protagonismo. Fueron multiformes y muy variadas. Este Mercedes Benz LO-911 carrozado por El Indio del Expreso Lomas nos muestra dos triángulos ubicados uno arriba del otro. (Foto: Gustavo Olguín. Gestión Sergio G. Maskolaitis).

Este frente nos muestra un perfecto rombo oscuro sobre una superficie clara muy extensa y que incluye a la máscara que muchas veces se cromaba. Este raro ejemplar con carrocería Andrekevich y chasis Mercedes Benz L-312 fue protagonista del transporte local en la ciudad Misionera de Eldorado, en la empresa E.T.C.E. (Foto: publicada en sitio Facebook “Eldorado en el recuerdo”)

La parrilla del Mercedes Benz LO-1112, si bien era mucho más pequeña, dio lugar a algunas expresiones imaginativas con figuras geométricas. Este ejemplar carrozado por San Juan nos muestra a triángulos y un círculo central rojo, que combinados con baguetas metálicas le dan un aspecto realmente atractivo. (Foto: Jacinto “Falú” Petrarolia. Gestión Fernando Carnevale y Christian Da Costa Lopes).

Solían encontrarse variantes sobre el mismo tema. La disposición de las figuras geométricas en este “1112” con carrocería La Estrella del Expreso Cañuelas es la misma que en la unidad anterior, pero al no contar con divisores metálicos no se luce tanto. (Foto: Archivo General de la Nación. Editada por Enrique A. Cano).

Esta otra versión nos presenta un romboide aplanado que enmarca la estrella de Mercedes Benz. Las parrillas de los semifrontales (en este caso un LO-1114 carrozado por Bi-met entre 1974 y 1975 de la empresa La Independencia) tuvieron un verdadero muestrario de este tipo de figuras. (Foto: Gustavo Linaldelli).

Una de las figuras más vistas fue la estrella. Las hubo de todas formas y con todas las presentaciones. Esta fue la más usual y simple, vista en muchas unidades. (Foto: familia Lafroce · Gestión Claudio de Brito).

Algunas tuvieron fondos coloridos, como la que vemos en este Mercedes Benz L-312 con carrocería El Detalle de la línea 22. Por los colores que acompañan a la estrella, es probable que quisieran representar al fuego… o es pura psicodelia de época. (Foto British Pathé · Agencia Reuters · Editada por Enrique A. Cano)

En ocasiones los trabajos terminados no eran perfectamente geométricos, como la que vemos en este viejo carbonero carrozado por El Expreso del Expreso Cañuelas. La forma ascendente parece una punta de flecha. (Foto: autor desconocido. Gentileza Sergio O. Melo).

También fueron frecuentes los diseños geométricos simples, como el que nos muestra este simpático y característico A.L.A. de Empresa Línea 216. Las dos superficies divididas en diagonal fueron muy usuales de ver, con diferentes diseños. La combinación verde y amarilla era muy utilizada por los inmigrantes portugueses, tanto en las parrillas como, en ocasiones, en las llantas. (Foto: Manuel Pedroza · Gestión Fernando Carnevale y Christian Da Costa Lopes).

Símbolos automotrices

El más utilizado de todos fue, lógicamente, la estrella de Mercedes Benz. Se la copió docenas de veces, de diferentes maneras.

A continuación, un muestrario de símbolos en el que el de la marca de la estrella de tres puntas es el preponderante.

Aquí vemos la combinación de la insignia “de verdad” en el centro de la parrilla, complementada por otra más grande que fue pintada en la parrilla de este clásico “Curvo” carrozado por El Cóndor en la segunda mitad de los ’50 de la línea 60. (Foto: publicada en Facebook por seudónimo “Ruiz Eldanny”).

En este caso, la estrella de Mercedes Benz corpórea se combina con un fondo ya visto entre las figuras geométricas: el de los rectángulos multicolores. Completa la decoración un “cubreparrillas” parcial, que no la tapaba por completo y que solían utilizarse en invierno para reducir la entrada del aire frío al motor. (Foto: “Tucho” Taramelli).

 

Ambas fotos nos muestran variantes del motivo anterior. Uno (el San Vicente) con un tipo de insignia más destacado y el otro (el 107) con la misma disposición, pero con la estrella pintada y no corpórea. (Fotos: Carlos Paz y Adrián Furno).

Otra insignia muy vista en las parrillas fue la de Magirus Deutz, aunque casi siempre se la colocaba de manera corpórea y no pintada. Este colectivo de la línea 506 del Expreso Esteban Adrogué es una excepción, porque la llevaba pintada. (Foto: Carlos Calcagno).

Símbolos deportivos

Muchos conductores o dueños de vehículos trasladaban su pasión futbolera al frente de sus unidades. Tal vez todos los escudos o colores de los equipos de primera división y en algunos casos de Primera “B” estuvieron representados en alguna parrilla.

En algunos casos, las líneas en las que se veían los diferentes clubes eran lógicas, geográficamente hablando. Por ejemplo:

El escudo del Club Atlético Independiente “pega perfecto” en la línea 271, un símbolo del partido de Avellaneda en donde El Rojo tiene su estadio. Esta línea nació como comunal de ese municipio y por lo tanto los escudos de Independiente (y los de Racing) eran muy frecuentes de ver. (Foto: gentileza familia Labougle · Gestión Sergio Paratore).

Tampoco asombra la aparición de la camiseta del Club Atlético Vélez Sársfield en una línea como la antigua 164, cuya cabecera se ubicaba a pocas cuadras de su estadio. Era factible encontrar sus colores o el escudo de este equipo en cualquier línea con cabecera en Liniers. (Foto: colección Eduardo M. Ghigliazza).

Por desgracia la foto de este viejo Mercedes Benz L-312 carrozado por Martín Car de la línea 111 es en blanco y negro. Si fuera en colores podríamos corroborar nuestra hipótesis del equipo al que se quiso homenajear con este escudo: el Club Atlético Atlanta. Su diseño corresponde al de ese club, pero el real lleva la palabra “ATLANTA” completa y no su sigla. Además, no correspondería a ninguno con esa disposición que no fuera el de los Bohemios. (Foto: publicada para su venta en Mercado Libre · Editada por José Luis Frías).

Las fundas para cubrir las parrillas en época invernal también lucieron motivos futboleros y se transformaron en camisetas de diferentes clubes. Estos “1114” carrozado por Bi-met, gemelos de la línea 166, por caso, llevan la correspondiente al Club Atlético River Plate. (Foto:

Personajes

Los hubo de todo tipo. Cantantes, grupos musicales, ídolos populares, dibujos animados y personajes de historieta, entre otros.

También registramos variantes en cuanto a la factura de los diferentes trabajos: los hubo caseros, tal vez pintados por los propios componentes o trabajadores en la puerta de su casa y otros realizados por artistas. Podía encontrarse de todo y, como dicen, en la variedad está el gusto.

El personaje más emblemático de los colectiveros del ayer es, sin duda alguna, Carlos Gardel. Un elevado porcentaje de colectivos llevó su imagen, sobre todo en fotografías dispuestas en el interior de las unidades, generalmente dispuestas en los espejos.

Pero algunos lo llevaron al frente, en sus parrillas, como este simpático Mercedes Benz L-312 carrozado por La Maravilla de Transportes Colectivos La Cabaña. Es un trabajo muy fiel y se destaca. Un hermoso homenaje al Patrono Tanguero de un gran porcentaje de colectiveros. (Foto: Sergio Tialde).

(Foto: archivo Micro Omnibus Quilmes S.A. · Gestión Sergio Paratore).

Los personajes de historieta también se destacaron en las parrillas. En este caso vemos al Pato Donald con un gesto que parece de enojo…

 

(Foto: Raul Acosta · Gestión Oscar Pérez · Gentileza Fernando Carnevale).

…tampoco faltaban los personajes nacionales, como el inolvidable Clemente…

(Foto: autor desconocido).

…y otros de origen extranjero pero muy populares, como el chanchito Porky, que en este caso fue pintado con factura bien casera.

(Colección Marcelo Fabián Olivera).

Y no podía faltar un personaje típico de la época y muy relacionado con los colectiveros, como lo fue Isidoro Cañones. Su desparpajo y el hecho de andar siempre de farra hizo que sea muy referido por los trabajadores y hasta por los dueños de los coches.

En este caso, el dibujo combina el tema de los personajes con el siguiente a tratar:

La Timba

Los naipes que aparecen en la foto anterior junto a Isidoro Cañones grafican la afición que muchos trabajadores del colectivo tenían (y de hecho tienen) por el juego en todas sus variantes. Tal vez todos los más característicos se vieron reflejados en las parrillas.

 

Además de los naipes -ya sean franceses o españoles- y la ruleta, el juego que más aparecía en las trompas era el de los dados, dispuestos de diferentes maneras, con o sin cubilete. Estas dos imágenes grafican dos de las múltiples variantes de disposición de los dados.

En general se pintaban dos y en algunos casos referían a algo: observen, por ejemplo, que la suma de los valores de los dados del 149 es 11, que era su número de interno. (Fotos: publicada en sitio Facebook “Monte Grande Ayer” y colección Héctor Larrea).

Leyendas

En algunos casos se elegía un tema simple, que refería al coche (como su número de interno) o alguna frase o apodo.

Los números se pintaban de mil maneras, como lo manifiestan las fotos exhibidas a continuación:

Algunos lo destacaban en gran tamaño, como para que no quedaran dudas. Quizás este detalle se relacione con el testimonio que nos dio nuestro amigo Oscar Díaz al comienzo de la nota, puntualmente a la búsqueda de destaque de entre sus pares. (Foto: Miguel A. Carmona).

Otros lo pintaban en buen tamaño, pero combinado con alguna otra figura. Podemos observar en el paño izquierdo de la parrilla a una estrella fulgurante que acompaña al número 6. El color azul oscuro de la parrilla tal vez se relacione con el color del cielo nocturno. Quizás transmita un mensaje personal que desconocemos. (Foto: Alejandro Ferri).

En ocasiones se combinaban con figuras, como lo muestra este “convencional” carrozado por Costa Brava de Micro Omnibus Quilmes. El número interno está encerrado en un corazón. (Foto: publicada en grupo Facebook “Bondis & bondieros y Cía.+18”).

Conocimos varios casos en los que el número interno se detallaba en letras, como lo vemos en esta unidad de Empresa del Oeste. En este caso se incluye el artículo “El” junto al “Catorce” de rigor.

Se escribían de diferentes maneras, incluso con abreviaturas. El coche 14 (justamente) de la línea 160, un Mercedes Benz LO-911 carrozado entre 1970 y 1971 por Ottaviano Hnos., lo exhibía en tres niveles como “K-TOR-C”.

(Foto: archivo Empresa del Oeste)

Otro caso medianamente difundido fue el de motes o apodos, que solían colocarse en las viseras parasol que se ubicaban en el extremo superior del vano de la puerta izquierda. Pero hubo quienes lo pintaron en la trompa, como en este viejo “carbonerito” carrozado por La Favorita del Expreso Santa Teresita, donde leemos “El preferido”. (Foto: gentileza familia Ferreyra · Gestión Juan Carlos Moreira).

Miscelánea

Las posibilidades de elección de motivos para decorar las parrillas son infinitas. Al jugar la imaginación de cada dueño o trabajador de cada colectivo, se abría un abanico de motivos que sería imposible de detallar por completo. Tal tarea tal vez requiriría de un libro y como el tema es muy puntual terminaría aburriendo.

Por eso exhibimos unos pocos ejemplos muy diversos, para redondear este trabajo y dejar en claro que se podía pintar cualquier cosa al alcance de la imaginación de los interesados. Veamos:

(Foto: publicada en Facebook por “Lobosolitario Rozas”).

Los temas religiosos fueron recurrentes. Es lógico que sea la Virgen de Luján el motivo más elegido, por ser la Patrona del transporte automotor de pasajeros. Las hubo de muchos tipos, como esta muy simple pero bien pintada que nos muestra esta unidad de la línea 13 de Comodoro Rivadavia…

(Foto: Javier Videla · Gestión Oscar Alfredo Núñez).

…o algunas más artísticas, como esta que lucía este Mercedes Benz L-312 carrozado por La Favorita de la línea 705 comunal de San Isidro, que parece estar rodeada por un aura luminosa.

(Foto: Aníbal F. Trasmonte).

Otro de los personajes religiosos más vistos, además del propio Jesucristo, fue San Cayetano, tema también lógico por ser el Patrono del trabajo. Fueron varias las unidades que le dedicaron su parrilla, como este viejo “convencional” de la línea 547 comunal del partido de Lomas de Zamora.

El contraste de la figura en la parrilla, muy bien pintada, con prolijos detalles que abarcan toda su extensión, contrasta con el estado general del colectivo, bastante precario.

(Foto: Daniel López).

Los motivos estelares también abundaron, como las estrellas anteriormente descriptas. Pero no se limitó solo a ellas: soles y lunas fueron recurrentes y también otros temas menos frecuentes, como los cometas…

(Foto: Miguel Nolfo · Gestión Christian Da Costa Lopes)

…o los rayos, aunque el que vemos en esta parrilla refiere más a la potencia que al fenómeno climático.

(Foto:

Algunos componentes pintaron alguna referencia de su origen para exhibirla con orgullo, como en este Mercedes Benz L-312 carrozado por El Cóndor de La Reconquista Ltda. De Tigre, cuyo dueño debió ser gallego. Y a mucha honra, según lo indica la insignia a la vista.

(Foto: Aníbal F. Trasmonte)

No podía faltar alguna referencia heráldica, como la Flor de Lis que vemos en esta unidad de la línea 373.

(Foto: Miguel Angel Carmona).

Aquí tenemos otra figura a la que podemos relacionar con la heráldica, aunque su origen no nos queda muy claro.

(Foto: gentileza Oscar “Patucho” Roca y Susana Demichelis · Gestión Fernando Carnevale).

Algunos temas estuvieron brevemente “de moda”, como el Mundial ’78 organizado por nuestro país. Los motivos fueron diversos, aunque el Gauchito simbólico del evento fue visto en varias unidades. En este caso vemos una recreación que no obedece a ningún emblema oficial; es el producto de la creatividad de los dueños o trabajadores de la unidad.

(Foto: colección Marcelo F. Olivera)

Las coronas reales también fueron un motivo algo recurrente. Son un fuerte símbolo de destaque, así que su proliferación fue lógica. Este Mercedes Benz L-312 carrozado por El Indio en la segunda mitad de los ’50 la exhibe orgulloso. Pertenece a la línea 502 local de San Clemente del Tuyú, que en ese momento integraba el partido de General Lavalle.

(Foto: Rosalía Lach).

Algunas figuras fueron insólitas, pero se puede inferir que respondían a una moda del momento. La batiseñal presente en esta unidad de la entonces línea 47 puede deberse a que la serie televisiva Batman con Adam West y Burt Ward estaba vigente y era uno de los programas más vistos.

Por llevar el número 47 se sabe que esta foto fue tomada antes del 2 de enero de 1969, cuando se lo sustituyó por el 247 actual. Por lo tanto nuestra hipótesis de “motivo de moda” toma fuerza, porque en la segunda mitad de los ’60 esa serie era el “hit” de aquellos tiempos.

(Foto: Miguel Peralta).

Otros motivos se presentan extraños, por ser quizás únicos o muy poco vistos. Este trabajo pintado en un colectivo de la línea 71 provincial (luego 271) puede interpretarse como la hélice de un molino o… ¿De un avión?

(Foto: Naty Méndez · Gentileza Vladimiro Cettolo).

Otros dibujos son indescifrables para todos los que lo observamos, salvo para quien lo diseñó o realizó. Esta figura pintada en el frente de un “Faquito” de la empresa El Halcón es un buen ejemplo.

(Foto: Colección Carlos Distéfano · Gentileza Alfredo Carballo)

Y muchos son verdaderamente insólitos y nos dejan pensando… ¿Cuál habrá sido el motivo de la elección de dos lapiceras para decorar su parrilla…?

Y así podríamos seguir casi hasta el infinito porque las parrillas lucieron todo tipo de dibujos, con cientos de motivos. Es un tema del folklore colectivero interesante de conocer, porque en cada frente jugó mucho la imaginación de dueños, choferes o de ambos, que sin saberlo contribuyeron a esta historia que procuramos rescatar.


Alejandro Scartaccini
Enero de 2021

 

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